C++ es un lenguaje de programación extremadamente rápido que se ejecuta a gran velocidad y que proporciona un gran control sobre su código. No obstante, no es tan fácil de utilizar como otros lenguajes, por ejemplo Python, Ruby o PHP, entre otros. Así pues, no deja a los codificadores construir software de una forma rápida. Es aquí donde entra en escena ‘D’, el nombre de un nuevo lenguaje de programación que pretende llenar ese vacío, ofreciendo el rendimiento de C++ mientras que permite a los programadores hacer las cosas más fáciles y de una forma más rápida.
D apareció por primera vez en el pasado 1999, manteniendo algunos conceptos de C++ e influyéndose en otros como Java o Eiffel. Con todo, no fue hasta 2007 cuando se pudo lanzar una versión estable de este lenguaje. Para el pionero programador Andrei Alexandrescu, D es un lenguaje único. Afirma que permite combinar no sólo la velocidad y la simplicidad. Tiene lo que él llama “modelado de poder”, es decir, permite a los programadores crear modelos que aplicar a casos en la vida real, desde bolsas de valores hasta cuentas bancarias. D permite combinar una variedad de técnicas para adaptarse mejor al problema.
Asimismo, empresas tan potentes como Facebook ya han contado con sus servicios para trabajar con el software del gigante creado por Mark Zuckerberg. D es más pragmático que el resto de lenguajes, pero aún tiene un largo camino por delante.